Creaciones

En el trascurso de nuestros, tiempos de investigación, indagación, capacitación, formación, creación y circulación hemos producido piezas teatrales, danza, performans, comparsas, colectivos coreográficos donde el cuerpo es un archivo y hay que inventariarlo, con las políticas de inventario, recopilando información de diferentes maneras, por la obsesión de ahora del pasado y la memoria.
Como es natural cada uno valora diferente, los materiales, el concepto, el símbolo, el espacio, el tiempo y nos hemos direccionado por la creación y la circulación de nuestras piezas con la proyección de encontrar otras formas de expresión partiendo de nuestros laboratorios creativos.
Sin ceder a la tentación de la nostalgia del pasado, atravesamos el aquí y el ahora, testimoniando nuestros archivos tangibles y palpables ir proyectando resonancias con nuestras creaciones. Entre ellas:
TAITICO ANDINO DANZARIN
Acompañado de prendas femeninas y masculinas de gran colorido pintado el rostro varonil, sus grandes ojos y labios escarlata; vociferando “mi país es de maíz”. Un personaje mítico de Mallamues, Males Imues, las Cruces, san Juan, de Yaramal, un ser intermedio entre Dios y los hombres “San Dieguito, San Isidro, San Pedro, un taita andino, curiraya-viracocha”. Que promete la dicha de la fecundación y de la fertilidad de la tierra.
Sus movimientos son sutiles, agudos y de sus pies se desprende un diseño pentagramico de ritmos musicales con marcha al contacto con la tierra y la sonoridad de sus cascabeles de oro, un orgullo y tradición de los antepasados, otean él, espacio con un derecho propio de nuestro antepasados.
NACE KENKO NAZCA
EL OCASO DEL ANGEL
A la llegada del español con sus creencias y formas de organi­zación. El indio asumió, el credo católico, no como una simple sumisión sino como la integración y ante todo la conserva­ción de la idiosincrasia oralidad festejo y pensamiento propio.
El ocaso del ángel recoge parte de la mezcla de lo que ante los ojos de los cristianos, es pagano y lo que según sus mandamientos es sagra­do. De esta manera presentamos un ángel en la sagralidad del feste­jo parte fundamental del agradecimiento del indio con sus Dioses.
El ángel intenta reflejar tal vez una ultima emancipación .
EL BESO QUINDE DE LOS ANDES
La realidad esencial del quinde-colibrí, en los territorios andinos es proceder como zarcillos en forma de chupaflor, en el acto de hundir su pico en los cálices de las flores, el quinde-colibrí con su acción seduce a lo fálico; asociado a esta propuesta con la parafernalia, el cuerpo, el grito, él lagrimar y movimientos sonoros, con su vuelo guerrero, valiente, fuerte y delicado, su ala de plumajes se cubre de colores fuertes de plata con la luz del inti sol.
DUENDE EL HOMBRE ARBOL
Cuenta la gente que en la profundidad selvática de la imponente noche de una gran ciudad, durante un periodo de tres atardeceres canta, danza llora y susurra el duende.
Su canto es grave y profundo, su danza y sus movimientos son sutiles y agudos, de sus pies desprende un diseño pentagramico de trinos, con marcha al contacto con el agua y la tierra.
El duende alza la cabeza, desplaza sus brazos, agudiza sus oídos dantea y deja de jartar agua, oteo el espacio con su profundo aullido y se desplaza, se calma, dentro de su lecho húmedo y oscuro en ese silencio se siente que se produce su propio ritmo vital.
CHAMAN YAWAR
Una propuesta de nuestro taita y jaguar interno singular y propio, lo que nos comunicaron nuestros mayores alrededor de la tulpa y el fogón mientras canta el cuscungo, somos de aquí mismo de la tierra, de la quinua como curacas curcos y maliciosos tomando el remedio que él taita Juan Chiles nos da para ser jaguares y en el filo de la montaña cantar y danzar una fiesta yawar para defender nuestro derecho propio de nuestro cuerpo y del territorio; no es posible mirar sin mirarnos lo cósmico y la naturaleza.
ASI QUE PASEN CINCO AÑOS
La fuerza sensual y candente de las metáforas en la obra de Lorca, Logra llegar alas pequeñas y grandes poblaciones del uni­verso; directa o indirectamente es como esta leyenda del tiempo comparada con la vivencia de una niñez, idéntica en los eslabo­nes del amor, con la estafeta del tiempo, en lo recóndito del des­concierto, El autor y el actor.

Estados mágicos al servicio de una causa justa, logran desenredar una madeja calcinante de la espera. Poco a poco, conviviendo con mis gentes compartiendo sensaciones, son tantas cosas sabias planteadas, tantos interro­gantes frente al contenido de la obra y situaciones de mi país.